EFECTOS
DEL CASTIGO (ANEXO)
L Skinner descubrió que cuando castigamos a alguien desaparece la conducta temporalmente pero después ésta reaparece.
L El castigo no ofrece una alternativa de comportamiento. Le decimos que no debe hacer algo y aplicamos algo que no le gusta, pero no le decimos lo que esperamos de él (has pegado a tu hermano, te quedas sin consola).
L El castigo físico ofrece un modelo agresivo. Además, podemos lesionar al alumno. Está descartado totalmente. Jamás debemos perder el control. El autocontrol es vital. Lo único que podemos hacer es protegernos ante una conducta agresiva.
L El castigo social lesiona la autoestima del estudiante y viola los derechos del alumno. Los alumnos tienen el derecho de ser respetados. No debemos olvidarlo. Las reprimendas deberán hacerse siempre en privado; no en público (puede ser humillante).
L El castigo provoca en el sujeto miedo, ansiedad, resentimiento e intentos de represalia. El estudiante está a merced del profesor (tiene el poder), lo que provoca en los alumnos ansiedad (es intencional en el proceso; quieres que se sienta mal). También provoca resentimiento. Es casi un tira y afloja (tú me haces y yo te devuelvo).
L Sentimientos negativos hacia las tareas, el profesor o el centro. Es decir, yo empiezo a tener la sensación de que no me gusta esta tarea, esta asignatura, etc. porque siempre me castigan. Siempre se generalizan los estímulos (1º la materia, luego el profesor y luego no le gusta el colegio).
L Autoafirmación negativa (“soy un desastre, siempre lo hago todo mal, soy tonto”). Debemos castigar siempre una conducta, nunca al alumno. Para evitar esto podemos decir “has hecho algo malo” y no “eres malo”.
Cómo utilizar el castigo
1) Advertir antes de actuar. Advertir sobre las consecuencias que se derivan de un mal comportamiento. Muchas veces advertir es suficiente pero ¡alerta! debemos cumplir siempre el contrato. Si le has dicho que le vas a castigar deberás hacerlo.
2) El castigo deberá ser desagradable pero breve. No debemos pasarnos jamás...
3) El castigo deberá ser intenso. La intensidad tiene que ver con la efectividad. Debe ser un nivel que genere molestia porque si es demasiado light no incomoda.
4) Deberá ser inmediato. Debe asociarse conducta y consecuencia.
5) Debe ser consistente. Si hoy lo haces te castigo pero también si lo haces otro día.
6) Informar sobre la conducta deseada (y no sólo castigar).
7) Conviene variar el castigo para que no se acostumbre (por ejemplo, ir al patio).
8) Procurar no castigar con tareas escolares (generar o asociar sentimientos negativos al aprendizaje no nos lleva a nada bueno).
9) UTILIZARLO COMO ÚLTIMO RECURSO. Probemos antes otros métodos: programa de fichas, tiempo fuera, etc.
L Skinner descubrió que cuando castigamos a alguien desaparece la conducta temporalmente pero después ésta reaparece.
L El castigo no ofrece una alternativa de comportamiento. Le decimos que no debe hacer algo y aplicamos algo que no le gusta, pero no le decimos lo que esperamos de él (has pegado a tu hermano, te quedas sin consola).
L El castigo físico ofrece un modelo agresivo. Además, podemos lesionar al alumno. Está descartado totalmente. Jamás debemos perder el control. El autocontrol es vital. Lo único que podemos hacer es protegernos ante una conducta agresiva.
L El castigo social lesiona la autoestima del estudiante y viola los derechos del alumno. Los alumnos tienen el derecho de ser respetados. No debemos olvidarlo. Las reprimendas deberán hacerse siempre en privado; no en público (puede ser humillante).
L El castigo provoca en el sujeto miedo, ansiedad, resentimiento e intentos de represalia. El estudiante está a merced del profesor (tiene el poder), lo que provoca en los alumnos ansiedad (es intencional en el proceso; quieres que se sienta mal). También provoca resentimiento. Es casi un tira y afloja (tú me haces y yo te devuelvo).
L Sentimientos negativos hacia las tareas, el profesor o el centro. Es decir, yo empiezo a tener la sensación de que no me gusta esta tarea, esta asignatura, etc. porque siempre me castigan. Siempre se generalizan los estímulos (1º la materia, luego el profesor y luego no le gusta el colegio).
L Autoafirmación negativa (“soy un desastre, siempre lo hago todo mal, soy tonto”). Debemos castigar siempre una conducta, nunca al alumno. Para evitar esto podemos decir “has hecho algo malo” y no “eres malo”.
Cómo utilizar el castigo
1) Advertir antes de actuar. Advertir sobre las consecuencias que se derivan de un mal comportamiento. Muchas veces advertir es suficiente pero ¡alerta! debemos cumplir siempre el contrato. Si le has dicho que le vas a castigar deberás hacerlo.
2) El castigo deberá ser desagradable pero breve. No debemos pasarnos jamás...
3) El castigo deberá ser intenso. La intensidad tiene que ver con la efectividad. Debe ser un nivel que genere molestia porque si es demasiado light no incomoda.
4) Deberá ser inmediato. Debe asociarse conducta y consecuencia.
5) Debe ser consistente. Si hoy lo haces te castigo pero también si lo haces otro día.
6) Informar sobre la conducta deseada (y no sólo castigar).
7) Conviene variar el castigo para que no se acostumbre (por ejemplo, ir al patio).
8) Procurar no castigar con tareas escolares (generar o asociar sentimientos negativos al aprendizaje no nos lleva a nada bueno).
9) UTILIZARLO COMO ÚLTIMO RECURSO. Probemos antes otros métodos: programa de fichas, tiempo fuera, etc.